IGNACIO OROZCO SANDOVAL: LA GESTA DE UN REPUBLICANO OLVIDADO

IGNACIO OROZCO SANDOVAL: LA GESTA DE UN REPUBLICANO OLVIDADO

VÍCTOR MANUEL OROZCO OROZCO

$ 250.00
IVA incluido
En stock
Editorial:
VÍCTOR MANUEL OROZCO OROZCO
Materia
Ecología / ciencias naturales / animales
ISBN:
979-8-6491-4697-5
Ubicación:
VHRB-96
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Es frecuente en la historia que hechos y personajes permanezcan ocultos o en la penumbra por largos períodos. En la historia de las guerras de reforma y de intervención francesa, uno entre varios casos es el del dirigente republicano Ignacio Orozco Sandoval, a quien una versión coagulada de los procesos históricos del siglo XIX, o lo olvidó casi por completo o desfiguró su participación en los mismos.La vida y el contexto del individuo, se resumen en este conciso retrato: nació en la Labor de San Isidro cercana al pueblo de Papigochi en 1813, perteneciente a la Nueva Vizcaya. Como el grueso de sus paisanos fue labrador, vaquero, arriero. Aprendió las primeras letras en alguna de las rudimentarias escuelas de los pueblos y siguió cultivándose por su cuenta. Así, recibió el nombramiento de jefe político del cantón Guerrero en 1851. Encabezó la lucha por las tierras de los labradores de San Isidro en esta década. Fue diputado en el congreso constituyente que expidió la Constitución local en 1858. En 1858-59 se desempeñó como segundo en jefe de las fuerzas liberales chihuahuenses que combatieron durante la guerra de Reforma bajo el mando del general Estevan Coronado, participando en numerosas acciones de guerra entre ellas los asedios y tomas de las ciudades de Durango y Guadalajara. En 1859 fue puesto al mando de la columna militar encargada de sofocar la rebelión conservadora dirigida por José María Zuloaga. Confrontado con la élite política de la capital, encabezó una insurrección liberal en Chihuahua cuya causa central era el apoyo al gobierno constitucional de Benito Juárez. Fue Mayor General del ejército comandado por el general Ignacio Zaragoza en 1860. Participó con ese grado en las batallas de Silao y Calpulalpan. Entró victorioso con las fuerzas del ejército liberal en la capital de la República en enero de 1861, bajo el mando del general Jesús González Ortega. En 1862, de regreso a la entidad, fue electo jefe político del Cantón Iturbide, con cabecera en la capital del estado de Chihuahua. Entró en conflicto con el gobernador del Estado, general Luis Terrazas por denunciar ante el presidente de la República los pocos o nulos aprestos que se hacían en Chihuahua para defender a la nación frente al ataque del ejército francés. Se le encausó por este motivo y fue condenado al destierro. Se fugó en Cuatro Ciénegas y habiendo sido electo diputado suplente al Congreso de la Unión, se presentó en México rindiendo la protesta de ley. En 1863 acompañó como miembro de la comisión permanente del Congreso de la Unión al presidente Juárez desde México hasta Chihuahua. Estuvo en San Luis Potosí, Saltillo y Monterrey con el gabinete juarista. Su opinión fue decisiva para que el presidente Juárez decretara el estado de sitio en Chihuahua y depusiera en consecuencia al gobernador Terrazas, nombrándose en su lugar a Jesús José Casavantes, segundo del movimiento armado encabezada por Orozco en 1859. Se le nombró jefe político del cantón Guerrero y Comandante militar de la línea de occidente, en cuyo cargo recibió instrucciones directas del presidente Juárez. En 1866, estando en campaña en Coahuila, escribió “La nación mexicana y el coloso de Europa”, un largo ensayo sobre la guerra entre México y Francia. En 1868 se graduó de abogado y en el anuncio de sus servicios, escribió “…defenderá gratis a los desvalidos, que por su pobreza no puedan poner en giro sus negocios”. Quedó mutilado y murió pobre de riquezas siendo diputado local el 10 de julio de 1872. En estas páginas, narraré una historia casi desconocida o francamente tergiversada.

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